Argentina – Las virtudes de campaña que pusieron a Milei en la Casa Rosada ahora lo complican para gobernar

Las virtudes de campaña que pusieron a Milei en la Casa Rosada ahora lo complican para gobernar

Iván E. Gajardo Millas, Argentina

Aquello que la ciudadanía argentina interpretó en principio como una virtud del presidente Javier Milei durante la campaña, es decir, su desconocimiento de los rituales que vertebran el poder, su distancia de la arena política, sus arengas contra “la casta” y su espontaneidad, empezaron ahora a percibirse con otro rostro y a mostrarse como un obstáculo para sostener las riendas del gobierno.

Sacar beneficios del hartazgo ciudadano implicó en su momento el despliegue de una serie de estrategias que el libertario domina a la perfección sin duda, pero que paradójicamente perdieron su poder de fuego. Los Gobiernos dependen de capacidades muy diferentes a las que exige una campaña electoral.

Así, de un momento a otro, fue esa lucrativa distancia con el ajedrez político real, su incapacidad para negociar y buscar consensos, lo que hizo naufragar varias intentonas del mandatario en el Congreso, como la primera versión de la Ley Bases, el Decreto que otorgaba
Fondos Reservados a los servicios de Inteligencia, la Reforma Fiscal original, y un amplio etcétera.

El libertario, que se autopercibe como “uno de los líderes mundiales más importantes de la actualidad”, enfrenta ahora un escenario donde la complicidad construída con amplios sectores populares y con la clase media gracias a las características empieza a deteriorarse.

La espada libertaria, no obstante, sigue siendo la inflación en declive sostenido, salvo en agosto (4,2%) con un leve rebote hacia arriba respecto a julio (4%), además de la baja de riesgo país de más de 100 puntos a lo largo de septiembre y el temporal control del tema
cambiario, una variable crucial en la economía trasandina.

Popularidad y rating en picada
El primer cachetazo de la semana se produjo a partir de un informe sobre el desplome histórico del rating televisivo durante la cadena nacional en la que el mandatario presentó el Presupuesto 2025, además frente a un hemiciclo vaciado por los legisladores opositores.

A pesar de que el “triángulo de hierro” integrado por el mandatario, su hermana Karina y el asesor blue Santiago Caputo había intercedido para postergar una semana el regreso de la conductora Susana Giménez, lo que hubiera disputado audiencia, la noche del 15 de septiembre se vivió una caída del rating televisivo de más de 10 puntos desde los primeros minutos del discurso, mientras apenas 5.000 personas estaban conectadas al canal de Youtube de la Presidencia, según informó @RealTimeRating, Milei entró en pánico y furia e improvisó una estrategia para neutralizar el impacto del hecho ocurrido en un espacio en el que –teóricamente- se maneja como pez en el agua.

Caputo y el vocero presidencial, Manuel Adorni, le ordenaron a la TV Pública que difundiera que el apagón no fue tal porque, si se contemplaba los canales de cable el rating había trepado a los 28 puntos (7,8 millones de personas), más otro millón y medio de usuarios que lo vieron en YouTube, una explicación que no le cuadró ni a los libertarios.

Las encuestas tampoco le trajeron buenas noticias. El cierre de la semana laboral vino acompañado de un dato demoledor: Milei perdió 7 puntos de imagen positiva en septiembre y arrastró en la misma dirección a la consideración popular sobre su gobierno.

No es la primera encuesta que muestra esta tendencia. Sondeos de las últimas semanas de la agencia Suban Córdoba ya anunciaban leves bajas en el apoyo, pero el registro de este viernes de Poliarquía, una de las consultoras más respetadas del mercado, da cuenta de un brusco giro en la opinión ciudadana sobre el gobierno libertario, cuyo activo era precisamente mostrar guarismos importantes de apoyo a pesar de la magnitud del ajuste que lleva a cabo.

Según el instituto demoscópico el temor a la desocupación ya supera a la inflación, mientras uno de cada dos argentinos asegura que la suba de tarifas de los servicio públicos los afecta “mucho”, y una cifra mayor –casi el 33% – culpa a las políticas del libertario por las actuales
penurias económicas.

Apaleo a los jubilados, gaseo y festejo
Tras el reciente escándalo del gaseo a una niña y el intento policial de encubrirlo, esta semana estuvo plagada de tropezones comunicacionales de los libertarios. Se trata de una larga lista cuya pole position la encabeza la convocatoria a un asado en la Quinta de Olivos, residencia oficial de los mandatarios trasandinos, para “festejar” al grupo de legisladores que habilitaron el veto de Milei a una reforma que mejoraba los ingresos de los jubilados.

El libertario buscó así agradecer a los legisladores aliados que le permitieron consolidar el “tercio de la resistencia” en la Cámara baja, que aparentemente lo blindaría para evitar nuevas derrotas en el Congreso.

Pero como el diablo siempre está en los detalles, al parecer nadie evaluó el impacto social de una opípara cena con carnes asadas, regada con buen vino, realizada cuando aún la agenda mediática aún cubría profusamente la feroz represión lanzada contra los ancianos que
reclamaban por el deterioro de sus ingresos.

Así, el asado en Olivos estaba en su momento cúlmine cuando el prime time televisivo mostraba a pantalla partida la celebración y paralelamente una manifestación de ancianos que reclamaban –precisamente- oir no poder comer carne. Era, en términos libertarios, una foto de la vieja política, una postal de la casta.

Estilo Netflix y posverdad
Esperando que se defina la fecha de estreno de una docuserie que mostrará los primeros meses del gobierno, el equipo audiovisual del mandatario anarcocapitalista publicó está semana un controversial video en el comparó al kirchnerismo con un «virus apocalíptico” y muestró como zombies a un amplio arco de opositores, desde CFK hasta Fito Paéz.

El video, de nombre “Ku-K12 y cuya primera versión fue publicada en la cuenta de Instagram del mandatario”, generó enorme tráfico y una gran cantidad de comentarios y críticas, entre ellas la del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, quien aseguró que la iniciativa “promueve el odio”, por lo que pidió “no permitir, y mucho menos naturalizar, el ataque frontal y cotidiano a la convivencia democrática”.

Una buena noticia para Javo: al frente no hay nada
Sin embargo, todo este cúmulo de desinteligencias y descoordinaciones libertarias tienen todavía un campo magnético protector: el vacío absoluto de alternativas políticas viables, una situación sin parangón en la política argentina.

Descartados los bloques marginales que integran el arco político trasandino, como el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) de muy escasa representación parlamentaria, la interna peronista cada vez más expuesta constituye música para los oídos del anarco- capitalista que no vislumbra contrapeso ni rival en el horizonte.

Ayer, el diputado nacional, jefe de “La Cámpora” y presidente del Partido Justicialista (PJ) bonaerense, Máximo Kirchner, puso más leña al fuego durante un acto en la capital provincial, La Plata, al hacer una demostración de músculo político que solo contribuyó a
recalentar la interna que mantiene con Kicillof, y que no da muestras de descomprimirse.

“Hay peronistas con miedo y que no se aguantan a Cristina”, dijo en medio de un extenso discurso que no ahorró dardos al ex presidente, Alberto Fernández, y su primer ministro de economía, Martín Guzmán, entre otros.

La disputa entre el hijo de CFK y Kicillof tiene como eje una serie de diferencias estratégicas y de liderazgo dentro del histórico partido, en el contexto del sacudón para el escenario político propinado por la irrupción en el escenario de Milei y su partido libertario.

Máximo intenta consolidar su imagen como el legítimo heredero del legado kirchnerista, mientras Kicillof, que gobierna la provincia más importante del país, se enfoca en la gestión y en la necesidad de configurar una respuesta colectiva a los desafíos políticos actuales.

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