Prasad Welikumbura, Sri Lanka.
(Imagen: Simpatizantes del USP haciendo campaña durante las elecciones presidenciales)
Por primera vez en la historia de Sri Lanka, el país se encuentra bajo el liderazgo de un presidente -Anura Kumara Dissanayake- que procede de un partido de tendencia izquierdista. Sin embargo, a pesar de que los medios de comunicación lo presentan como un líder «de izquierdas», sus acciones en el cargo durante estas primeras semanas revelan una realidad muy distinta. El Janatha Vimukthi Peramuna (JVP) y su frente populista, el Poder Popular Nacional (NPP), que antes defendían una retórica de centro-izquierda, han virado drásticamente a la derecha desde que tomaron el poder. Sus promesas electorales -basadas en reformas modestamente progresistas- han sido rápidamente abandonadas en favor de una continuación de la agenda neoliberal que los regímenes anteriores impusieron.
Esta traición tiene su origen en las contradicciones internas del propio NPP. En su intento de ampliar su atractivo atrayendo a personas y grupos populares de todo el espectro político, el JVP potenció una facción antiizquierdista dentro de la coalición del NPP. Esta facción, impregnada de socialdemocracia e impulsada por el apoyo de ciertos sectores de la pequeña burguesía y los capitalistas, ha alejado al NPP de cualquier compromiso serio con el socialismo o la política de izquierdas. En su lugar, el PNP propugna ahora las mismas políticas capitalistas que han asolado el país durante décadas, agravando la crisis de la clase trabajadora.
Del reformismo al neoliberalismo
Antes de las elecciones, la plataforma del NPP incluía propuestas como renegociar el Análisis de Sostenibilidad de la Deuda (ASD) del FMI, cancelar acuerdos corruptos como el del conglomerado Adani y detener la privatización de sectores críticos, como las telecomunicaciones, el petróleo y la energía. Estas políticas, a pesar de sus limitaciones, al menos en principio, ofrecían un modesto desafío a la ortodoxia neoliberal. Sin embargo, una vez que Anura Kumara Dissanayake asumió el cargo, estas promesas fueron rápidamente desechadas. El enfoque del gobierno refleja ahora la política del ex presidente Ranil Wickremesinghe: una continuación completa y acrítica del neoliberalismo respaldado por el FMI.
Esta traición va más allá del NPP. Otros partidos de izquierda de Sri Lanka también han fracasado. El Frontline Socialist Party (FSP), el New Democratic Marxist-Leninist Party (NDMLP) y el Socialist People’s Front (SPF) formaron la People’s Struggle Alliance (PSA) con activistas del movimiento «Aragalaya». Sin embargo, sin un acuerdo político coherente, esta alianza está plagada de contradicciones, incapaz de presentar una alternativa clara a la opinión pública. Mientras tanto, el Partido Socialista por la Igualdad (SEP) permanece aislado, dogmáticamente sectario e incapaz de comprometerse de forma significativa con la clase obrera o con luchas más amplias. Todas las demás facciones que afirman ser de izquierdas se están alineando con el PNP sobre la base del mal menor.
La incapacidad colectiva de estos grupos para presentar un programa marxista claro ha dejado un peligroso vacío político en la política de izquierdas de Sri Lanka. Este vacío ha allanado el camino para la continua imposición de políticas neoliberales que están agravando el sufrimiento de las masas. En respuesta a esta situación, el Partido Socialista Unido (USP) ha decidido presentarse a las próximas elecciones generales. A pesar de nuestro tamaño relativamente pequeño y del cansancio de llevar a cabo una reciente campaña presidencial, creemos que es nuestro deber revolucionario llenar este vacío con una auténtica alternativa marxista.
Un programa marxista para desafiar al neoliberalismo
El USP es el único partido de Sri Lanka que ofrece una alternativa práctica y marxista al programa neoliberal del FMI. Nuestra plataforma se basa en varios pilares clave que abordan las raíces de la crisis y proporcionan soluciones reales para la clase trabajadora.
1. Negativa a pagar y cancelación de la deuda
En el corazón de nuestro programa se encuentra la negativa a pagar todas las deudas. Exigimos la cancelación inmediata de la deuda, basada en los principios de la deuda odiosa, la justicia climática y las reparaciones por el saqueo colonial. La deuda de Sri Lanka, que actualmente asciende a casi el 99,83% del PIB, es el producto de préstamos depredadores. Las instituciones financieras internacionales, plenamente conscientes del liderazgo corrupto y de la naturaleza insostenible de las finanzas del país, facilitaron esta trampa de la deuda. El resultado ha sido desastroso: en lugar de mejorar la vida de la gente corriente, estos préstamos se canalizaron hacia proyectos de vanidad como centros comerciales de lujo, hoteles y planes de recuperación de tierras. Mientras tanto, sectores esenciales como la sanidad, la educación y las infraestructuras públicas se han visto sistemáticamente privados de financiación.
La respuesta de Sri Lanka a COVID-19 puso de manifiesto estos fallos. Los hospitales estaban desbordados y carecían de suministros y equipos médicos básicos. Los sistemas de enseñanza primaria y secundaria se colapsaron, dejando a millones de estudiantes sin acceso a una educación de calidad, y nuestras universidades fueron incapaces de satisfacer la demanda de enseñanza superior. Hoy, Sri Lanka figura entre las naciones con mayor estrés laboral diario, y los jóvenes trabajadores se ven agobiados por la falta de viviendas asequibles. Mientras tanto, el FMI sigue exigiendo más austeridad, lo que no hace sino perpetuar el círculo vicioso de la deuda y los recortes de los servicios públicos.
Rechazamos totalmente esta trayectoria. La vía del pago de la deuda sólo empeorará la crisis. En su lugar, defendemos la justicia y la cancelación de la deuda, vinculando nuestra lucha con los trabajadores y los pobres de otros países del Sur Global atrapados de manera similar en la red de la explotación financiera internacional.
2. Construir una economía planificada y nacionalizar las industrias clave
El capitalismo ha fallado inequívocamente al pueblo de Sri Lanka. Nuestra alternativa es una economía planificada, en la que industrias clave como la energía, los bancos, las telecomunicaciones y el transporte se nacionalicen bajo el control democrático de los trabajadores. No se trata de la propiedad estatal por sí misma, sino de un medio de garantizar que estos sectores vitales sirvan al bien público, no al beneficio privado.
Los controles de capital son esenciales para impedir que los llamados «inversores» y capitalistas deslocalicen la riqueza producida por la clase trabajadora explotada. Estas élites empresariales se han aprovechado plenamente de las subvenciones fiscales y otros recursos estatales, cosechando beneficios mientras el pueblo llano paga la factura.
Una economía planificada permitiría la expansión del sector público, creando puestos de trabajo que la débil clase capitalista de Sri Lanka no ha sido capaz de proporcionar. Además, hay que controlar los precios para impedir que los capitalistas inflen artificialmente el coste de productos esenciales como el arroz, el azúcar y otros alimentos básicos. Los oligarcas de Sri Lanka han explotado la crisis para subir los precios, manteniendo al país como rehén de sus planes de lucro. Una economía planificada garantiza que los recursos se utilicen en función de las necesidades, no de los caprichos del mercado.
3. Medidas rápidas para abordar la crisis del coste de la vida
La actual crisis del coste de la vida no puede esperar. Nuestro programa exige un apoyo inmediato a las comunidades más vulnerables, garantizando el acceso a la alimentación, la sanidad, la educación y el empleo seguro. Más del 24,8% de la población de Sri Lanka vive actualmente por debajo del umbral de la pobreza. La clase trabajadora, sobre todo las mujeres y los jóvenes, lucha por sobrevivir bajo el peso de la espiral inflacionista. Nuestro objetivo es paliar esta crisis mediante la intervención directa, garantizando que nadie se quede atrás.
4. No al FMI y llamamiento a la solidaridad internacional
Rechazamos categóricamente al FMI y sus medidas de austeridad. El FMI es un instrumento del capital global, diseñado para extraer riqueza con el fin de enriquecer a los traficantes de beneficios. Las reformas neoliberales que impone -recorte de servicios sociales, privatización de activos estatales y reducción de salarios- no hacen sino agravar la miseria de la gente corriente.
La crisis de Sri Lanka no es un incidente aislado, sino que forma parte de una crisis capitalista mundial que afecta a países de todo el Sur Global. De Pakistán a Bangladesh, de las Maldivas al Líbano, son visibles las mismas pautas de dependencia de la deuda y explotación imperialista. Nuestra solución pasa por construir la solidaridad internacional. Proponemos formar un frente unido con los trabajadores de otros países que se enfrentan a retos similares para exigir la cancelación de la deuda, reparaciones y un nuevo orden económico justo.
5. Redistribución de la riqueza y justicia económica
La clase capitalista se ha enriquecido a costa de la explotación de las masas, y ya es hora de que paguen. Proponemos un impuesto anual sobre la riqueza de las personas y empresas más ricas, y que los ingresos se utilicen para reconstruir los servicios públicos: vivienda, sanidad, educación y transporte. Esto no es caridad, es justicia. Los ricos se han beneficiado de un sistema que ha empobrecido a millones de personas. Ahora deben pagar.
Además, pedimos la aplicación de reformas fiscales estrictas que garanticen la recuperación de los impuestos adeudados por las grandes empresas y capitalistas que han eludido sus obligaciones.
Aunque la reforma fiscal como medida económica de emergencia puede proporcionar cierto alivio, por sí sola no resolverá los problemas a largo plazo a los que se enfrentan los trabajadores, los agricultores, los estudiantes y los pobres. Debemos aplicar políticas favorables a los trabajadores, políticas socialistas, para liberar a las masas de las grotescas garras del capitalismo. La formación de un gobierno dirigido por los trabajadores será necesaria para aplicar tales políticas.
6. Cuestión nacional
Hemos defendido sistemáticamente una posición marxista sobre la cuestión nacional en Sri Lanka, abogando por el derecho a la autodeterminación del pueblo de habla tamil y salvaguardando al mismo tiempo los derechos de todas las minorías. Mientras que el JVP/NPP niega la cuestión nacional y el PSA sólo propone vagamente el autogobierno en un Estado unitario, nuestro planteamiento es claro. Reconocemos la necesidad de abordar la opresión nacional como parte de la construcción de una lucha de clases unida. Hacemos hincapié en la unidad de los trabajadores para construir una lucha de clases que también tenga como objetivo hacer realidad todos los derechos democráticos, incluido el de los derechos nacionales.
Conclusión: La crisis del capitalismo y la necesidad de la revolución
La crisis de Sri Lanka no es simplemente una crisis financiera; es una crisis del propio capitalismo. Durante décadas, el país, como gran parte del Sur Global, ha estado atrapado en un sistema de explotación neoliberal alimentado por la deuda. El resultado ha sido una catástrofe humanitaria, con millones de personas sumidas aún más en la pobreza mientras la clase capitalista sigue obteniendo beneficios.
Nuestra solución es clara: un programa marxista que rechace la lógica de la deuda y el imperialismo, y construya en su lugar una sociedad basada en las necesidades humanas, no en la codicia capitalista. La lucha que libramos no es sólo por Sri Lanka, sino por todas las naciones que trabajan bajo el aplastante peso del capitalismo mundial.
Hacemos un llamamiento a los trabajadores, a los estudiantes y a todas las fuerzas progresistas para que se unan a nosotros en esta lucha. Juntos podemos construir una Sri Lanka socialista, una confederación socialista del sur de Asia y un mundo socialista.
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