¡Las sectas y cultos de los partidos políticos en Chile!

por Franco Machiavelo

¡Basta de engaños! ¡Basta de farsas!

Los partidos políticos en Chile son sectas del poder, cultos de obediencia al pituto, al cuoteo y al acarreo. No representan al pueblo, no defienden causas, no levantan sueños: son maquinarias serviles al dinero y a la élite económica.

La vieja Concertación se pudrió en operadores y embajadas, la derecha defiende a sus patrones de siempre, y hasta los que llegaron prometiendo cambio —el Frente Amplio y sus derivados— cayeron en la misma trampa: traicionaron, negociaron y se arrodillaron.

¡Los partidos no tienen bases, no tienen orgánica, no tienen ideología!

Lo único que tienen es hambre de poder y complicidad con el modelo que mantiene al pueblo precarizado. Se llenan la boca con discursos vacíos, pero en la práctica solo administran la miseria y legitiman la desigualdad.

Hoy Chile vive con partidos sin pueblo y un pueblo sin partidos. La democracia es un teatro barato: elecciones cada cuatro años para elegir al mismo tipo de burócratas obedientes, mientras el pueblo sigue excluido, usado solo como clientela electoral.

Por eso decimos fuerte y claro:

¡No más sectas políticas!

¡No más lamebotas del poder económico!

¡No más operadores ni pitutos que se enriquecen a costa del pueblo!

El camino no es resignarse, el camino es organizarse desde abajo, levantar asambleas, cabildos, movimientos autónomos donde el poder esté en manos de las mayorías y no de las cúpulas. El futuro no se construye en oficinas alfombradas ni en acuerdos de pasillo, se construye en la calle, en la comunidad, en la organización popular.

¡Que caigan las sectas políticas!

¡Que renazca una democracia real, del pueblo y para el pueblo!

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