Alemania – Rojo sangre y verde oliva…

Jonas Rütter, Dortmund.

Sozialistische Organisation Solidaritaet, CIT en Alemania. 

La política exterior e interior alemana se centra en el rearme y la posición mundial

Tras la Segunda Guerra Mundial, la República Federal de Alemania era un gigante económico y un enano militar. Desde la reunificación de la RFA y la RDA, el capitalismo alemán ha comenzado a abandonar su moderación militar. Ahora se aprovecha la invasión militar rusa de Ucrania para convertir a Alemania en la tercera potencia militar del mundo. Un paquete de armamento de 100.000 millones de euros se reunió en un abrir y cerrar de ojos.

Y una vez más, el SPD y los Verdes participan ahora como partidos de gobierno: una alianza rojo-sangre-verde en interés de la clase capitalista alemana.

Según el canciller Olaf Scholz, el Ejército Alemán, la Bundeswehr se ampliará hasta convertirse en un ejército poderoso y muy moderno. Más del dos por ciento del producto interior bruto se destinará al gasto militar. Teniendo en cuenta las inmensas sumas ya invertidas en el ejército alemán año tras año, se trata de una enorme expansión del gasto en defensa.

Hace sólo unas semanas, el gobierno dijo que no había dinero para la educación, para un sistema sanitario ampliado, para la protección del clima y del medio ambiente. Al mismo tiempo, la coalición gobernante quiere volver al negro cero a partir de 2023. En una entrevista televisiva, el ministro federal de Economía, Christian Lindner (FDP), respondió a la pregunta de quién debe pagar por ello de forma sorprendentemente honesta: serán los ciudadanos. En concreto, esto significa un ahorro masivo en todos los ámbitos imaginables y la imposibilidad de realizar inversiones urgentemente necesarias en la protección del clima, la educación, la sanidad y los servicios sociales.

Militarización

Durante muchos años, el Ejército Alemán, la Bundeswehr, ha intentado influir en la opinión de los militares, especialmente entre los jóvenes, con campañas de imagen. Cada año se gastan millones en esto. La aceptación social del Bundeswehr está aumentando entre los jóvenes. Según una reciente encuesta de la Fundación Körber, el 67% está a favor de que Alemania intervenga en las crisis internacionales. Con el telón de fondo de la situación actual en Ucrania, el resultado de la encuesta no parece sorprendente. Antes del ataque de Rusia, el índice de aprobación seguía siendo del 45%. Lo notable es que el apoyo a una política exterior más presente ha aumentado significativamente, especialmente entre los jóvenes menores de 35 años. Pero una Bundeswehr armada hasta los dientes no es garantía de paz, sino todo lo contrario.

Recursos y rutas comerciales

Lo que significa exactamente el «compromiso» internacional y las tareas que debe cumplir la Bundeswehr en todo el mundo lo formula el gobierno alemán en el llamado Libro Blanco. El objetivo declarado es el uso sin trabas de las rutas comerciales y el acceso seguro a las materias primas y los suministros energéticos. La Bundeswehr ya está en once misiones en tres continentes, incluyendo Malí y, hasta hace poco, Afganistán. En Malí, la cuestión es la extracción sin trabas de uranio por parte de la empresa francesa Areva para suministrarlo a las centrales nucleares europeas. Con el aumento de los conflictos imperialistas, Europa, y sobre todo Alemania, está preocupada por su influencia mundial. Con la ampliación del presupuesto militar, la Bundeswehr también debe estar preparada para hacer valer los intereses económicos de la industria alemana a nivel internacional.

El punto de inflexión

Con el declive de Estados Unidos y el ascenso de China como gran potencia imperialista, el equilibrio de poder internacional se ha modificado. Los principales bloques de poder capitalista entran en una lucha competitiva por los mercados y las materias primas. La UE y Alemania también intentan defender sus intereses económicos en el futuro de forma más independiente de los Estados Unidos, también por medios militares.

Resistencia necesaria

Los socialistas se solidarizan con la clase trabajadora de todo el mundo. Las protestas conjuntas de jóvenes, sindicalistas y activistas contra la guerra, combinadas con las demandas de inversión en salud, servicios sociales y protección del clima, son necesarias para oponerse a las guerras actuales y futuras. El dinero que ahora se gasta en armamento se necesitaría urgentemente para estas tareas.

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