Rusia: La muerte de Alexei Navalny despierta la ira

16 de febrero de 2024

Clare Doyle.

Comité por una Internacional de los Trabajadores, CIT.

(Imagen: Alexei Navalny en 2020 -wikipedia commons)

Pocos días después de la noticia del encarcelamiento en Rusia de Boris Kagarlitsky , llega la noticia de la muerte bajo custodia del preso político más famoso de Rusia: Alexei Navalny, de 47 años, al parecer tras hacer ejercicio en la Colonia Penal nº 3, al norte del Círculo Polar Ártico. Muchos rusos creerán que la mano del Estado ruso estuvo implicada en su muerte, si no directamente, sí debido a los años de duras condiciones carcelarias en las que estuvo recluido Navalny.

En un país en guerra, donde la protesta ha sido brutalmente reprimida por el régimen de Putin, esta muerte puede hacer que los jóvenes tomen las calles para expresar su ira.

Navalny había sido condenado recientemente a al menos dos décadas más de prisión, tras haber cumplido ya años en la cárcel. Al parecer, fue envenenado en un vuelo interno en Rusia en 2020 y sobrevivió sólo con la ayuda de médicos y personal sanitario en Alemania. A su llegada al aeropuerto de Sheremetyevo en enero de 2021, para continuar sus campañas contra la corrupción de alto nivel, Navalny fue detenido y retenido desde entonces.

Condena

En vísperas del que será el quinto mandato presidencial de Putin, las elecciones en Rusia son una farsa. Los que intentaron presentarse, como Boris Nadezhdin, fueron descalificados semanas antes de la contienda del 17 de marzo.

Como socialistas, condenamos la supresión de los derechos democráticos en Rusia y defendemos la destitución del Gobierno de Putin y el fin del capitalismo gansteril. Navalny, al que se prohibió presentarse a las elecciones de 2018, no se oponía en principio a la propiedad privada y al mercado. Primero se dio a conocer como nacionalista ruso, asistiendo a actos de extrema derecha y haciendo viles declaraciones antimusulmanas. Más tarde protestó contra la obscena acumulación de riqueza de una cleptocracia: los oligarcas que dominan la sociedad rusa. Utilizó drones para filmar sus inmensas villas de vacaciones, incluida la de Putin, de la que se dice que vale al menos 1.000 millones de dólares. Esto le granjeó un gran número de seguidores en Internet en Rusia. Sin embargo, Navalny hizo campaña a favor del «capitalismo limpio», ¡una quimera!

Junto con otros, como el político Boris Nemtsov y la periodista Anna Politkovskaya, que muchos rusos suponen asesinados por el régimen de Putin por sus opiniones opositoras, parece que Navalny ha pagado con su vida su oposición al Kremlin. Pero esta muerte ha suscitado protestas. Se han depositado flores en los monumentos a las víctimas de la represión política en toda Rusia. Se han iniciado manifestaciones en las embajadas de las capitales europeas y de otros continentes.

La muerte de una figura de alto perfil como Navalny, a pesar de su política procapitalista y nacionalista, puede ayudar a desencadenar el comienzo del despertar del gigante dormido de la sufrida clase obrera de Rusia, y de una nueva generación de jóvenes.

Las lecciones de la historia -la Revolución Rusa y su traición- son tan relevantes hoy como siempre para la clase obrera. La lección más importante es la necesidad de que la clase obrera construya sus propias organizaciones genuinamente independientes, con un audaz programa socialista, para derrocar al régimen de Putin y a los oligarcas, y para oponerse a todos los partidos burgueses.

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